Con el objetivo de fortalecer los procesos de planificación estratégica de la Educación Superior nicaragüense, el CNU organizó la conferencia magistral Plan de Acción de la Conferencia Regional de la Educación Superior (CRES 2018), en el contexto latinoamericano y caribeño, a cargo del Dr. Francisco Tamarit, director del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina (CONICET).
La presidenta del CNU y rectora de la UNAN Managua agradeció al Dr. Tamarit, por haber aceptado la invitación para que compartiera con la comunidad universitaria nicaragüense los aspectos relacionados con el Plan de acción de la CRES 2018, celebrada en junio, en ocasión de los Cien Años de la Reforma de Córdoba.
En su ponencia el Dr. Tamarit, hizo un recorrido sobre la historia trágica de la Universidad, asimismo sobre la cosmovisión y hacia dónde debe ir el Sistema de Educación Superior de América Latina y el Caribe.
En la reseña histórica, el Dr. Tamarit mencionó que la Universidad es de las pocas instituciones que habiendo sido creada con el medioevo, fue recuperada, revitalizada, reinventada por los estados modernos, en particular por España, Portugal, Inglaterra, por entonces, potencia imperiales y disputa, supieron hacer de las universidades instrumentos de su dominación.

Aclaró el Dr. Tamarit que estos modelos, no son disimiles y distintos, son antagónicos, y están en disputa, y la tradición anglosajona, el acceder a la Educación Superior nunca fue considerado un derecho en la educación anglosajona de muy buena universidad con grandes logros muy compenetradas con la visión geo estratégica de sus países. “Acceder a la universidad, es acceder a un servicio educativo que nos faculta, que nos prepara para llegar al mundo del trabajo, ustedes saben y se trata de un sistema pragmático, eficiente, orientado a generar las necesidades de los países, tienen a lo largo de su historia, y esta visión de la universidad como un servicio contrasta fuertemente con la tradición de la Europa continental que concibe la educación como un derecho y que no distingue entre la universidad con la Educación Superior y los otros niveles educativos, sea inicial, primario, secundario, superior”.
Otro elemento de gran relevancia que expresó el Dr. Tamarit fue que en la década de los 90, los países de la periferia pasaban por una crisis profunda, económica, social, política. En aquel contexto los organismos internacionales, vinculados a los países centrales ejercieron una presión enorme sobre las naciones más desprotegidas, “a fin de que abriéramos la Educación Superior a la entrada del mercado de las empresas trasnacionales, bajo el pretexto que la Educación Superior era un proceso ya globalizado a través de diferentes organismos como el Banco Mundial, BID, Fondo Monetario, se presionaba nuestro gobierno para que se desprendiesen lo que ellos consideraban una carga excesivamente onerosa para países pobres, pero esta guerra se libraba también dentro del territorio europeo, entre las naciones que defendían y defienden aún, hoy a la educación como un derecho.
Es en este contexto que la UNESCO decidió, gracias a la contribución del hermano latinoamericano, Dr. Marco Antonio Rodríguez Díaz, quien en ese entonces fue director de Educación Superior de la UNESCO, resolvió llamar al mundo a una conferencia a realizarse en 1988 en Paris, se reunieron los ministros, embajadores, ayudados por los rectores de todo el mundo y reafirmaron sobre todo gracias al esfuerzo importante de América Latina, que la Educación Superior debería mantenerse como un derecho de muchos pueblos y antes de la conferencia mundial, la UNESCO convocó a que cada continente, cada región realizase su propia conferencia preparatoria. América Latina, fue la primera en reunirse en la ciudad de la Habana. Fue histórica por su consecuencia, los rectores dejaron en claro que la Educación Superior debería de considerarse un proceso con pertinencia social.
Universidades profundamente compenetradas con las necesidades de sus pueblos
Señaló el Dr.Tamarit que en América Latina y el caribe somos el 8 % de la población del planeta, y sin embargo el 42 % de las muertes violentas van a suceder en nuestras regiones, “cómo no estar avergonzados de convivir con esta realidad, no tenemos guerra, pero tenemos muertes, tenemos pobreza, marginación, persecución. Y durante siglos las universidades les dieron la espalda sin conmoverse a esta realidad, pero hoy la situación es muy distinta, he tenido la oportunidad de recorrer todos los países de la región y conocer sus necesidades universitarias”.

Particularmente, el Dr. Tamarit mencionó que ha tenido la oportunidad de conocer el trabajo de la URACCAN, “seguramente BICU también en aquella parte tan singular empoderando a nuestras comunidades, haciendo de la educación ese instrumento emancipador, no para generar más consumo, sino para estimular buen vivir, para aprender unos de otros, para mostrarle al mundo que es posible construir una nueva universidad en América Latina.”
Una idea a imitar como motor de la integración
A manera de ejemplo, e inspiración para la Universidad latinoamericana y caribeña, expresó el Dr. Tamarit que Europa invierte 11,400 millones de euros, sólo para financiar o sobre financiar su educación superior e investigación en términos de cooperación regional. Se invierte más el programa de Excelencia Académica, el cual es la investigación de punta que permite hoy a Europa disputar los espacios tecnológicos claves. “Hoy en día Europa envía satélites, es pionera en telecomunicaciones, en salud. Otro programa que tienen es Mas Europa, y apunta a la equiparación de los sistemas culturales de cada nación, no solo pensando en la integración, sino en el equilibrio, y el programa Retos Sociales, trabaja sobre algunas líneas prioritarias, la pobreza, la seguridad alimentaria y nutricional, la mitigación del cambio climático, la vida en las ciudades, el transporte seguro, el bienestar de los niños y de los ancianos”.
Reflexionó el Dr. Tamarit que los latinoamericanos y caribeños tenemos muchos más retos sociales que los europeos, y no invertimos nada, ni en productividad, ni en gobernabilidad, ni en sustentabilidad, ni en derecho, ni en respeto a la diversidad, “a lo sumo aspiramos a recibir algo de toda esa inversión enorme que ellos hacen, y lo mismo pasa con Canadá, con Estados Unidos, estos naciones tienen sus programas equivalentes, eso deberíamos de imitar”.