El CNU y sus universidades miembros en conjunto con la FAO realizan la primera cátedra abierta “El rol de la academia en el logro de la igualdad de género en los países de la región, mediante sus funciones de docencia, extensión universitaria e investigación”, a cargo de la Dra. Claudia Brito, Oficial Regional de Género de esta organización.
La presidenta del CNU y rectora de la UNAN-Managua, Ramona Rodríguez, reflexionó que con relación a la igualdad de género en Nicaragua y en las universidades, se ha dado pasos significativos, “podemos citar por ejemplos los espacios que ocupamos en cargos públicos, cargos en los distintos niveles en las instituciones educativas, en nuestras universidades como dirigentes gremiales y es meritorio destacar la feminización de la matrícula, más del 50 por ciento, en general de la matrícula de nuestras universidades es de mujeres, asimismo carreras que tradicionalmente eran de varones como las medicinas e ingenierías, hoy contamos con un alto porcentaje de estudiantes mujeres, igualmente de docentes en nuestras universidades”.

Revela la maestra Rodríguez que también se pueden apreciar distintos mecanismos para promover la igualdad de género, desde actividades formales o no formales. En el caso de la UNAN-Managua la asignatura general denominada Seminario de Formación Integral, contiene un módulo de género, también se visibilizan acciones que desarrollan las universidades, a través de institutos o departamentos de género.
En ese sentido, en esta cátedra, la UNAN-León, URACCAN y UNIAV- Rivas, presentaron los avances significativos que tienen en este tema de género. Por ejemplo estas universidades han realizado una serie de talleres de sensibilización en igualdad y equidad de género, tienen un marco institucional de Política de Género, ya que están conscientes de la función social que le corresponde desarrollar en la transformación del pensamiento de las nuevas generaciones, y asumen la perspectiva de género como un componente fundamental en la formación de futuros profesionales, han realizado planes de estudios de todas las carreras que incluyen las asignaturas de Salud Sexual y derechos reproductivos, Ciudadanía Intercultural con sus respectivos módulos. Dan acompañamiento a organizaciones de mujeres de los diferentes pueblos para el fortalecimiento de sus capacidades, y el principal reto de estas universidades es erradicar las diferentes manifestaciones de discriminación, violencia de género y formas conexas de intolerancia, que afectan a la comunidad universitaria.

“Esto es una muestra de compromiso de las instituciones de educación superior con la igualdad de género, no obstante, el enfoque o la perspectiva de género, debe ser asumida como un eje transversal en el quehacer académico, de allí la importancia de compartir esta conferencia porque estamos comprometidas y comprometidos con una educación cada día más inclusiva y de calidad, donde no existan barreras de ningún tipo para la población estudiantil y docente en el cumplimiento de nuestras funciones, este evento debe representar una base sustancial para una mayor vinculación con la realidad de nuestras familias y de la sociedad en general, particularmente en el territorio urbano y rural”, expresó la presidenta del CNU.
Las mujeres en América Latina y el Caribe
La Dra. Brito relevó eentre 2007 y 2014 el índice de feminidad de la pobreza rural aumentó de 108,7 a 114,7 y el índice de feminidad de la pobreza extrema de 113 a 114,9. Los hogares de menores recursos concentran una proporción más elevada de mujeres en edades de mayor demanda productiva y reproductiva (entre 25 y 59 años de edad) respecto de los hombres, específicamente en los primeros dos o tres quintiles de ingreso.

Lo anterior se traduce en que el 8,4% (19 millones) de las mujeres experimentan inseguridad alimentaria severa, en comparación con el 6,9% (15 millones) de los hombres.
Otro dato interesante con respecto a la situación de las mujeres en América Latina y el Caribe es que en 19 países de la región la prevalencia de obesidad entre las mujeres supera en al menos 10 puntos porcentuales a la de los hombres. En lo laboral las mujeres tienen jornadas de trabajo muy extendidas, malas condiciones laborales, alta incidencia de la informalidad, escasa autonomía económica y ausencia de reconocimiento de su trabajo no remunerado.
Asimismo las mujeres enfrentan brechas en el acceso a la educación superior y a los trabajos mejor remunerados. Un porcentaje muy bajo de ellas experimenta restricciones para acceder a la tierra, el agua y otros recursos productivos. Lo que se suma a las dificultades prácticas, financieras y legales que enfrentan para acceder a los mercados. Las distintas desigualdades que enfrenta las mujeres las vuelven más vulnerables ante el cambio climático y los desastres socio-naturales.
Ante tales situaciones, la Dra. Brito, afirma que la academia tiene un rol protagónico en el desarrollo sostenible sensible al género al desarrollar evidencia y demandar su consideración en la toma de decisiones por parte de los Estado y le propone a la academia que deben formar profesionales comprometidos con los derechos humanos y el desarrollo sostenible (empresas, Estado, sociedad civil), a denunciar las desigualdades de género y sus interseccionalidades, a proponer vías y lineamientos para el mejoramiento de las normativas, políticas públicas y programas, así como el manejo y quehacer sostenible por parte de los privados, a participar de forma activa en el diseño, implementación y evaluación de de las normativas, políticas públicas, programas y proyectos. De igual manera, incita a las universidades del CNU a rrealizar acciones de veeduría de las normativas, políticas públicas, programas y proyectos, a identificar y abordar las problemáticas sociales y ambientales emergentes, favoreciendo su consideración por los Estados, privados y la sociedad civil, y a favorecer con su discurso y práctica los cambios socioculturales para hacer de las sociedades espacios igualitarios y equitativos.
“Necesitamos el consenso, las alianzas, el diálogo para construir de manera colectiva”

Iván León, representante de la FAO en Nicaragua, dijo que él quisiera que estas cátedras, espacios de reflexión, de diálogo sembraran en todos los presentes una nueva semilla renovada, el compromiso que tiene cada uno desde los diferentes aspectos, lugares de trabajo, desde el quehacer para que todos promuevan un abordaje diferente, y sobre todo un aumento en el compromiso, “si seguimos en el mismo ritmo vamos a necesitar más de 100 años para cerrar la brecha de género y la humanidad no puede esperar, en cien años vamos a estar enfrentando crisis climáticas, escases de recursos, de energía fósil y no renovable, por eso quiero sembrar un poco la esperanza ,en que lo que estamos haciendo está contribuyendo finalmente a reflejar el compromiso que tiene la FAO en Nicaragua y se ve reflejado en su marco de país suscrito con el gobierno, hace tan solo 6 meses finalizando en 2018, establecimos con el gobierno unas líneas de trabajo relacionados a los temas de género, de jóvenes y mujeres con énfasis en la mujer rural. Yo sueño como representante a contribuir a generar un gran programa llamado Mujer Rural, enfocado a la reducción de estas brechas y no lo podemos hacer sino es con el concurso de todos, y para mi es importante destacarlo, las alianzas son el camino a seguir, esto no lo vamos a poder trabajar solo la universidad o una de ellas, no solo FAO, no solo una entidad pública, necesitamos el consenso, las alianzas, el diálogo para construir de manera colectiva”