Desde las experiencias de la comunidad universitaria; personal docente, administrativo y estudiantil de las universidades y gremios miembros del Consejo Nacional de Universidades (CNU) se identificaron retos, desafíos de la Educación Superior para que esta tenga más impacto en la transformación económica, social, ambiental y humana de Nicaragua.
Los ejes que dieron pauta a la reflexión, fue la armonización curricular, incorporación de la tecnología digital en la educación, extensión universitaria y el posgrado.
Sin duda, los grupos de trabajo de estos ejes coinciden que un reto fundamental es trabajar en una estrategia de la cultura del cambio de paradigma y el cambio de actitud para que la Educación Superior avance con calidad y pertinencia con el país.

Expresa Sonia Orozco, coordinadora de la Comisión de Evaluación y Acreditación del CNU (CEVA) y directora de Planificación y Evaluación Institucional de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN Managua) expresa que, “todos estamos de acuerdo que el tema de la armonización es muy importante para los mismos procesos de desarrollo académico de las universidades y también del país”.
Asimismo, Orozco manifiesta que otro reto de la armonización es lograr articular los diferentes procesos tanto a lo interno de las universidades, como también a nivel nacional con el sector público, el sector privado y también a nivel internacional. “El tema de la armonización, también nos lleva a otro reto importante y es como vincular todo esos elementos curriculares con lo que son estándares, indicadores y criterios de calidad, de todas las carreras que ofrecen nuestras universidades porque tenemos que tener un referente de calidad que nos de la pauta para nosotros trabajar ese tema de armonización”.

La revolución digital, es otro reto que tiene la Educación Superior. “Nosotros tenemos que transformar, no se trata de mediar tecnologías y seguir haciendo lo mismo, significa que nosotros tenemos que hacer un cambio, los procesos tienen que simplificarse, tenemos que tener una cultura diferente”, reveló Benedicto García, coordinador de la Red RUNBA y director de Organización Tecnológica de Información y Comunicación (OTIC) de la Universidad Nacional Agraria (UNA).
Por ejemplo dice García, que la cultura de la presencia, tiene que transformarse en una cultura de la telepresencia, la cultura de trámite presencial tiene que irse a la cultura no presencial, esto implica a simplificarse y tener estrategias de trabajo para integrarnos, y resolver el problema de infraestructura tecnológica.

Sandra Lovo, vice coordinadora de la Comisión de Extensión Universitaria del CNU y directora de Extensión de la UNA, identifica que unos de los desafíos grandes en el tema de la extensión es de disponer de instrumentos de evaluación para conocer realmente “qué es lo que piensa la comunidad de nuestro trabajo en el territorio, el poder conocer nuestras dimensiones donde estamos trabajando, es decir en la parte ambiental, social, desarrollo humano, seguridad alimentaria, entre otros, de todas las disciplinas que las universidades podemos atender”.
Otro aspecto a vigorizar es la sistematización desde las experiencias y el fortalecimiento de la visibilización de los resultados que van consolidando las universidades.
Para Lovo, es fundamental el fortalecimiento del trabajo articulado con la sociedad, “y de nuestra participación desde las diferentes modalidades de inserción de nuestro estudiantes en la sociedad en cuanto a responder, articular nuestra presencia en programas y proyectos y planes estratégicos de gobierno, o bien de desarrollo local, comunitario o planes emergentes que esto también nos lleva a definir o a proponer la búsqueda de una política nacional universitaria de voluntariado social”.
